Violación sanada por el trabajo de las palabras

Violación sanada por el trabajo de las palabras

Te invito a leer un fragmento de Ana María Iborra Asencio sobre la felicidad y la libertad que ha ganado dejando de dar crédito a su violador, que la tenía perdida en el dolor. Las palabras a las que se refiere son de Patricia Meza Rodríguez, que recogí en otro post: Si el placer femenino es clitórico, y lo es, el incestuoso, delincuente sin duda, no puede haberme hecho tanto daño porque no ha podido ni podrá nunca tocar mi placer.

Foto: Glicina de abril | María-Milagros Rivera Garretas

Foto 1

“Y de repente entendí, por fin, que una mujer sea virgen y clitórica a pesar del coito, de la violación o del incesto. […]

Muchas gracias otra vez por tus palabras, este ejercicio fue una revolución para mí. Llegar a esa comprensión ha sido una sanación muy grande. El año pasado en Verona conocí a Patricia, la magistra de la que me hablas, hablamos de su experiencia y de la mía, pero en ese momento todavía no la podía entender. Me seguía sintiendo muy violada. Pero ahora que he podido establecer esa separación estoy pudiendo poner las cosas en su lugar.” 

                                                          *******

“De entre las muchas cosas que mi madre enseñaba en clase, hay dos que me han influido siempre desde la adolescencia (fui alumna suya de griego entre los 13 y los 16 años, en los tres últimos cursos del Bachillerato de entonces). Una, la más misteriosa, en la que ella insistía, era la de aprender a sentir que las palabras estaban vivas, que no eran códigos cristalizados sino que se movían con el devenir de la vida y eran reales.”

(“El placer femenino es clitórico”, p. 203).

Scroll al inicio