Las feministas del siglo XX no entendimos lo que era la Inmaculada. El final del patriarcado rasgó el velo y hoy puedo decir que Inmaculada es el nombre propio de la mujer clitórica. Lo ha sido durante dos milenios entre las católicas del mundo.
Indiferente a Iglesias, penetraciones y leyes, la Inmaculada no se equivoca nunca de orgasmo.
“Es inmaculada la mujer que sabe dónde está su placer y cuál es su orgasmo. Es inmaculada la mujer que no se somete a la violencia hermenéutica, la que no cede su placer de concebir conceptos ante nada: “No fui feminista, fui femenina, no cedí”, escribió María Zambrano sin que se sepa en qué estaba pensando. Es inmaculada la mujer cuyo ser, cuya existencia simbólica, cuya existencia sin más, no depende del ser hombre. Es inmaculada la que no se conforma con vistosas revoluciones dentro de los cánones de la vaginalidad (Carla Lonzi).”
(“El placer femenino es clitórico”, cap. 4).
Imagen
Inmaculada
Alonso Cano
Catedral de Granada (Sacristía)
(Juan-Alfonso García y Fernando Morales, Iconografía mariana de la Catedral de Granada, Granada, Cabildo de la Catedral, 1988, lám. 21).