
Clítoris de Luna Rosa
Foto: Luna Rosa sobre la Mar | Antonietta Potente
Comparto hoy contigo la espectacular Luna Rosa de anoche sobre la Mar, y este fragmento de mi El placer femenino es clitórico:
“Las Vírgenes románicas de las esculturas de retablos y altares están siempre coronadas, están solemnemente sentadas en su trono, y no llevan cetro como el Pantocrátor sino que son portadoras de muchos mensajes clitóricos esenciales. Son vírgenes pero llevan un niño, su hijo, en el brazo izquierdo, el del lado del corazón y del sentir amoroso. En la mano derecha, la de la autoridad, llevan una esfera perfectamente redonda. Su actitud y mirada es bondadosa y solemne en las románicas y, en las góticas, sonriente. La mayoría de los críticos e historiadores del arte, de esta esfera no dicen nada. En algún libro sesudo he leído que decían sus autores que era la bola del mundo. No me parece mal que lo digan, pero ocurre que su propia ciencia sostiene que en el siglo XI, en el XII o el XIII, se desconocía que el mundo fuera redondo. He sostenido y sigo sosteniendo que la esfera de las Vírgenes románicas es su clítoris. La clítoris señala la virginidad de la madre, el principal atributo de la Virgen, como el cetro parece ser el del Pantocrátor, cuya intervención rompió en el cristianismo la genealogía de las Tres Madres prepatriarcales mediterráneas, convirtiendo la niña en niño. Que esa esfera fuera la clítoris lo prueba, sin necesidad de mucho estudio, la simple contemplación de esas Vírgenes en el arte gótico: la esfera de la mano derecha de la Virgen se va convirtiendo paulatinamente en flor, primero flor y nada más, luego flor con cada vez más pisos y florituras, al compás de las necesidades y los gustos de las mujeres para expresar su placer. Todo el mundo sabe que la flor es uno de los nombres de la vulva, y sabe también qué es lo que los cetros han hecho para necesitar la palabra “desflorar”. La esfera señala asimismo, en mi opinión, que las Vírgenes, la Virgen María, conciben conceptos sin falo además de cuerpos sin coito. El más alto concepto sin falo que eternamente conciben es el de su ser ellas Madres de Dios, el de ser ellas la Diosa Madre. Este es su punto redondo.”
(“El placer femenino es clitórico”, págs. 170-172).